Seguro que más de una vez habéis hecho un bizcocho en casa y no ha salido como esperabais. Quizás vuestro horno os haya devuelto una masa apelmazada o un mazacote que ha echado por tierra vuestras ilusiones reposteras. Y es que cuando pensamos en un bizcocho, nos viene a la cabeza la imagen de uno apetitoso, bien bonito y esponjoso, ¿verdad? Por eso, os vamos a dar algunos consejos para que eso no ocurra y que podáis hacer riquísimos bizcochos en casa para el desayuno, la merienda o, simplemente, para pegaros un capricho dulce. Con estos trucos queremos animaros a experimentar repostería en casa y a que os convirtáis en unos auténticos maestros del bizcocho.
- La repostería es una ciencia exacta, por eso hay que pesar los ingredientes y tenerlos a mano.
- También es más que recomendable tener los ingredientes a temperatura ambiente, a no ser que la receta indique lo contrario.
- El mejor tamaño para los huevos es el M.
- Agregar una pizca de sal ayudará a integrar los sabores.
- La mejor harina es la de trigo común.
- No debemos confundir impulsor químico con levadura de panadería. El impulsor es el ingrediente que debe llevar nuestro bizcocho.
- La vainilla y las ralladuras de cítricos (limón, naranja, lima) son saborizantes naturales que darán un buen toque al bizcocho.
- Un batido adecuado dará aire a la masa para que el bizcocho quede más esponjoso, también podemos conseguir aire tamizando la harina o cuando batimos las yemas con el azúcar.
- Debemos hornear la masa del bizcocho inmediatamente una vez la tengamos lista.
- La mejor temperatura para hornear un bizcocho son los 180º, pero ¡cuidado! Cada horno es un mundo. No tengáis miedo a experimentar. Mejor hornear en la posición de en medio y elegir bandeja en lugar de rejilla.